Y es que la vida es como una montaña rusa. Tienes momentos en los que subes y eres muy feliz, y cuando estás en lo más alto y crees que seguirás siempre allí arriba, bajas. Un golpe bajo que hace que todo se te caiga encima después de haber estado tan alto. Y sabes que no volverás a subir como antes lo habías hecho. Pero de repente, algo nuevo ocurre. Un nuevo pasajero, y se sienta a tu lado. No podrá bajar de allí hasta que su montaña rusa o la tuya se hayan acabado.
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