Cuando se te pone el bello de punta y crees que lo que estás viendo es un sueño, y en realidad es totalmente tu historia. Todo lo que ha pasado y todo lo que quieres que pase, que simplemente el tiempo hace que te des cuenta de que siempre has querido esa persona, aunque ya seáis de nuevo dos completos desconocidos mutuamente. Porque al fin y al cabo aunque empleado apenas dos meses de tu vida en él, eres consciente de lo que quieres, aunque sepas que haya un fin, estar todos los días juntos, aprendiendo el uno del otro, porque la verdad que es maravilloso. Sentirse inigualable y creer que vuestro amor es único, porque sí, todas parejas normales creen que su amor es único; pero el de ellos era más que eso, era más que real. Y es que ellos mismos se hacían grandes, porque cada palabra insignificante que se prometían, la harían realidad. Porque sino, quien iba a decir que construiría una casa blanca con ventanales azules, con un gran porche en el que tomarían el te y luego observaran la puesta de sol, y todo por ella, por llamarle la atención por un solo segundo. Realmente, el amor puede hacer milagros, pero también todo lo que nos podamos proponer.
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